domingo, 31 de julio de 2011

Acariciando el precipicio

Me pediste casi desnuda,
cubriéndote de dudas,
que al llegar el precipicio,
me supiese detener.

Y te dije que de acuerdo,
controlar, mi mejor verbo.
Más no pude confesarte
que era tarde para ver.

Que hace días sin querer,
me lancé al fondo del mar,
a pensar en no pensar,
a dejarme llevar..

Que he perdido el control,
no encuentro la dirección,
que no sea la del rastro,
de la estela de tu olor.

Si contigo no amanezco,
me despierto en la mitad,
y no entiendo de derroches,
otra noche si te vas.

Ves tiñendo mis camisas,
del blanco de tus sonrisas,
que se enfadan mis demonios,
si soñando me acaricias.

No te has ido y ya me faltas,
pon tu nombre a esta canción.
No te has ido y entre tanto,
voy tendiendo la ambición.

Que este sol abrasador,
va secando las botellas,
equilibra mi balanza,
y recoge las estrellas.

Si todo es cuestión de estantes,
somos dos puntos restantes.
No me importa que te largues,
mientras vuelvas para hacer…

Que tu tiempo sea mi mundo,
estancado en el placer,
recorriendo los segundos,
que se esconden en tu piel.

No te has ido y ya me voy,
apostando mi alma al cero.
No te has ido y solo espero,
ser sincero y confesar…

…Confesar que no te quiero,
y disfrutar tu libertad,
confesar que no te quiero,
Y quererte de verdad.

sábado, 30 de julio de 2011

Las dos y algo

No era un hombre normal,
nunca supo demostrar,
que bajo sus mil temblores,
se escondía un vendaval.

Sin embargo y con razón,
descorchó su corazón,
reventando en mil reproches,
los cristales de la noche.

Ella, su sinónimo fatal,
demostró muy natural,
entre lágrimas malditas,
que su río conduce al mar.

Que sus párpados de acero,
abren las puertas del cielo.
Donde a trote, él se adentra,
esperando otro final.

Inocente hasta la muerte,
no supo desenredar,
el enredo de sus redes,
entre peces de metal.

Es de noche una vez más,
más que nunca tu no estás,
no sabrá si te ha besado,
ni si quiere despertar.

Le confiesas la verdad,
y se inventa otro San Juan,
para untarse en las cenizas,
de verbenas hechas trizas.

Y pasear tranquilo a casa,
Recordando la ecuación,
En la que volvieron solos,
Solos como tú y yo.

¿Dónde estás? ¿Qué sucedió?
Le dejaste sin color,
rebuscando entre tus rizos,
de un naranja arrollador.

Que ahora toca aparentar,
el placer de reinventar,
un amanecer absurdo,
burdo en su totalidad.

Es de noche una vez más,
más que nunca tu no estás,
no sabrá si te ha besado,
ni si quiere despertar.

miércoles, 27 de julio de 2011

Copa vacía

No me muevo, ¿Qué hay de nuevo?
Dice un triste camarero.
- Lo de siempre menos ella,
que hoy comparto lo que soy,
contigo y la luna llena.

Solo veo en este vaso,
Arrecifes de fracaso.
-¿Dónde está tu educación?
Sírveme, pero sin prisas,
un poco de corazón.

Pude darle lo que soy,
E inventarme lo que no.
Decidí serle sincero,
cenizas al cenicero.

No pudo comprender,
que entre estos huesos y esta piel,
no hay carne de aparentar.
Y pensar, que sería suficiente,
con el simple equivalente,
de mi todo por su paz.

No te vayas todavía,
que mi copa está vacía.

A la mierda el corazón,
abre un whisky de reserva.
Que hoy me bebo, se lo debo,
lo que sale de mis dedos.

Y miro hacia atrás,
de reojo mientras cojo,
con los pies el equipaje,
de viaje a mis adentros.
Barra no te quedes corta,
y córtame por la mitad.

Que prefiero estar callado,
a limitar 4 sentidos,
a dejar el aire anclado,
en un capricho consentido.

No me muevo, ¿Que hay de nuevo?
Dice un triste camarero.
- Lo de siempre menos ella,
que hoy comparto lo que soy,
contigo y la luna llena.

domingo, 10 de julio de 2011

Cuando besas la lija

Siempre he querido escribir cuando el alcohol supera en sangre la cantidad de fluidos que apuñalan mis venas. Y ahora, que puedo poner como estúpida excusa el diámetro de la copa que he utilizado para beberme el corazón, aprovecho y escupo lo que no entiendo.

Que no comprendo porque desapareces tan pronto, dejando en nada el envoltorio del regalo que ansío, qué percibo la sensación de que esta exquisitez camuflada en borrachera no desaparecerá hasta que cierre los ojos y el mundo dé vueltas una vez más.

Que me tiro en una cama que no acaba de pertenecerme, me camuflo en unas sabanas que me ahogan y pongo por bandera el mundo que decido comerme trago a trago.

No estás, no intentes que pretenda utilizarte como primer plato, si de tu esencia solo queda una estela tan efímera como el incienso que decidí encender para conquistarte.

Aprovecho que la noche está a punto de morir para declararme a las estrellas y confirmar que no pienso pertenecer a nadie para que todo me pertenezca, confiando en que pronto ellas morirán junto a mis falsas promesas.

Prefiero, hoy por hoy, noche tras noche, quedarme con el olor del sexo divorciado del corazón, el que no duele, el que no envejece, el que no acaricia con cariño, el que no convierte en piel lo que tanto esfuerzo me constó teñir de cemento.

Hoy por mañana, te engaño y me fumo la noche a tus espaldas, te soy sincero y te digo que estoy dispuesto a venderte mi alma a cambio de tu eterna presencia en mi cama.

Pero sincerémonos y volvámonos serios por un pequeño momento de cordura, nuestra existencia envueltos en resina es tan dañina como el humo que esta noche sale de mis entrañas. Que en mi mundo, nunca existió la parte en la que espero sediento a que sucedan las cosas, que mis brazos no se cruzan, que mi tiempo no se detiene, que si no estás, yo me escapo por la primera puerta que encuentro.

Me fabricaron para dibujar la realidad que inhalo, me condenaron con un sentimiento más pesado que los huesos que, incrédula de ti, creíste débiles en su totalidad.

Nunca entendiste que en esta dramática historia, a ojos del aire que respiro, tú eres la que no quieres ver lo que ves.

Me trago, me parto, me adhiero a mi conformidad, me crezco y exploto.

lunes, 4 de julio de 2011

Equilibrando el desequilibrio

¿Qué sucede cuando te niegas a equilibrar la razón y el corazón?

Sencillo.

Que coges la balanza que sujeta tu futuro y la destrozas, cerrando la puerta de la comodidad mental, abriendo la del cielo. Es por eso que esta noche yo, dueño y señor de la nada, desequilibro mi alrededor poniendo en jaque todo lo que vendrá.

Porque no me interesa un mañana si tengo la noche durmiendo en mi cama, porque lo único que necesito asegurar es el amanecer de mis ojos frente a la incertidumbre. Que mi libertad, la que me invento cada día, la que me alimenta cada noche, es la única que puede pintar un digno despertar.

Brochazo, brochazo, y vuelta a empezar.

Y ahora, una vez más, dejo que el corazón libre la más cruenta de las guerras contra esta maltrecha caja torácica. Mientras yo, absurdo espectador, me limito a sonreír desde la butaca de mis pensamientos, viajando desde tu sombra hasta tus ojos, cuestionándome si lo que sienten mis dedos es piel o paraíso, descansando en cada esquina de tu aliento, deseando que seas noche de verdad para que amanezcas, desaparezcas, y pueda volver a empezar.

Y pasan los años y mientras todo cambia, todo sigue igual. Porque mientras exista la creatividad, podremos dibujar la realidad, disfrazando las verdades para poder respirar, soportando los labios que se pierden en el mar, buscando otros cuerpos que te inviten a soñar, creando recuerdos que entierren tu final.

Llegará el día en que el corazón se canse de vivir en carnaval. Mientras tanto, a celebrar.