martes, 30 de agosto de 2011

Quién dijo miedo

Miedo es decrecer,
al tamaño de una gota,
imaginar malabarismos
en su filo, y sin ropa,
atarme a una roca,
y despedirme del placer.

Miedo es bajar a los infiernos,
hacer escala en el Averno,
que me guste demasiado,
coger cuerda y maniatado.
Situarme entre la espada y la pared,
anclado siempre a un cartel,
gritando entre llamas,
“No consigo perder”.

Miedo es no llegar,
a probar un Johnny Walker,
el de la celebración,
gran sabor, imagino;
¡Qué color!
mientras las de bajo coste,
se vacían una a una,
entre la luna, un par de noches
y algún que otro calentón.

Miedo es sonreír,
y sin querer, sin pretender,
ser todo un escaparate.
¿Discernir? ¡Qué disparate!
Reflexión y a darse cuenta,
que entre el sol y la tormenta,
me he olvidado de vivir.

Miedo es no llegar a ser feliz,
terminar en un desván,
mucho antes de empezar,
buscar la oportunidad,
de estrellarme en cada cruce,
contra luces de ciudad.

Miedo es que te acerques,
y te adentres en mi jaula,
explosiones, te desnudes,
y acorrales a mi calma,
que amanezca alrededor,
dejando huellas de silencio,
en cada esquina de tu voz.

Miedo es que llegue
la última noche,
teniéndolo todo,
quedándome en nada,
más solo que nunca,
haciendo de ratas,
butacas de plata.

Miedo es que la línea sea recta,
que mis dedos no consigan,
que esta noche sea perfecta,
a morir en el intento,
que me arrastren mis mentiras,
y me ahogue mar adentro.

Miedo es perderte
y no tener una maleta.
Adosado a un estandarte,
perdido entre veletas,
sin saber donde me lleva
esta eterna oscuridad.

Miedo es no saber descansar,
no encontrar el modo, no respirar,
escribir y hacerme viejo, siempre al compás,
pisar y clavarme algún que otro cristal,
vomitar las entrañas al despertar,
ver mandíbulas sedientas de tranquilidad,
gritar y gritar y no soltar la ansiedad,
Revolcarme en la mierda y no ensuciarme jamás,
Cerrar los ojos, buscar y no encontrar paz.

Miedo es vivir,
en el borde del abismo,
que te ofrezcan la mano,
y no quererla coger,
suponiendo que al hacerlo,
seremos dos al caer,
seremos dos al caer…

martes, 16 de agosto de 2011

No más que un artista

Era alto, más o menos,
todo huesos, nada más,
forjada su piel de acero,
marinero adiós el mar.

Amarró sus ideales,
no sembró, cavó en el suelo,
entre artistas y humoristas,
compró tierra, se hizo un hueco.

Condenado a deambular,
entre cuadros de camisas,
entre modas movedizas,
y ornamentos de cristal.

Que a falta de graduación,
queda en pasta el corazón,
con un toque cian primario,
que ha perdido mi perdón.

Marinero -adiós el mar-
marinero -a cabalgar-
entre tierra que destierra,
a quien quiere respirar.

Marinero -ya no hay remo-,
sobrevive en la ciudad,
la camisa rota adentro,
y prepárate a cantar.

Que aquí -corren, corren, corren-
pero nadie va a saltar,
y tu -piensas, piensas, piensas-
¿Para qué corren sin más?

Fija un punto, ponte nombre,
y sácalo en televisión,
miente cien veces al día,
y ensordece la razón.

Crearás tres mil modernos,
tu ambición irá creciendo,
inconsciente y maniatado,
morirás ¿Qué haces parado?

Ven aquí, siéntate un rato,
que hay placer en descansar,
deja a un lado lo enseñado,
que es mentira tu verdad.

Te controlan, te acorralan,
te apuntan y sin disparar
te educan, ya no eres nadie,
ya solo sabes bailar.

Marinero -adiós el mar-
marinero -a cabalgar-
entre tierra que destierra,
a quien quiere respirar.

Marinero -ya no hay remo-,
sobrevive en la ciudad,
la camisa rota adentro,
y prepárate a cantar.

Que aquí -corren, corren, corren-
pero nadie va a saltar,
y tu -piensas, piensas, piensas-
¿Para qué corren sin más?

Tu palacio enmudeció,
un felpudo -adiós, muy buenas-
una joven y un balcón
te dicen -mira tus venas-

Que otra estrella apareció,
bien vestida, de revista.
¿Dónde queda tu canción?
Bajo el mar, junto al artista.

jueves, 11 de agosto de 2011

Tres dits, dos gels i un segon

Ara que ja no entenc res,
ara que ja tot es fosc,
faig resum a banda i banda,
i marxo cap a un altre món.

Necessito comprovar,
que hi ha vida més enllà,
que estic fart de caminar
sobre les aigües del mar.

Potser va ser culpa meva,
potser estic massa cansat,
però assegut, mirant enrere,
m’acomiado del retrat.

Que tot el que jo vaig ser,
va caient per la coberta,
i no faig res, ni m’he sorprès,
no he deixat portes obertes.

Tres dits, distancia prudencial.
He esmentat no fer-te cas?
Acceptar la teva llei,
es deixar de ser-ne el rei.

Dos gels, tan freds com el plaer.
Un racó on ficar-me al mig,
fer cançó durant el viatge,
entre paratges, i adéu crits.

Un segon, i a perdre el nord.
Mai m’ha fet falta res més,
sota un ulls que ja no hi son,
vaig deixar la meva pell.

He arribat, màgic miratge,
no puc perdre més el temps,
llenço a l’aigua l’equipatge,
ara es quan m’envolta el vent.

Es moment de fer-ho bé,
i transcriure aquest guió,
on no calguin les paraules,
on poder sentir-ho tot.

Vull parlar sense dir res,
relaxar la meva ment,
vull tenir-te al meu costat,
i gaudir de fer-me vell.

Recolçar-me rere els arbres,
fer foguera amb tot l’estrès,
descansar sota les branques,
perdre el compte dels batecs.

Que aquest cor no vol excuses,
ni salutacions formals,
pensat-ho bé si m’acuses,
que aquest món es irreal.

Tres dits, distancia prudencial...

domingo, 7 de agosto de 2011

Teatro de noche

Buenas noches, bienvenido,
a esta, mi gran actuación,
la que finjo cada noche,
mientras ardo en mi sillón.

Relajado me confieso,
y te escribo aquí sin prisa,
rellenando el vertedero,
de recuerdos, de sonrisas.

Déjame que te comente,
porqué es negro este telón,
lo he cosido con el hilo,
de las sombras de tu voz.

No prestes mucha atención,
no te voy a mostrar hoy,
cicatrices descosidas,
que definen lo que soy.

Intento, sin mucho afán,
no pintar sobre pintado,
porque luego, al final,
aguarrás al decorado.

Ahora viene, sin querer,
lo que no puedo esconder,
unos focos que iluminan,
lo que nadie pudo ver.

Una máscara de plata,
que no sabe asimilar,
como lo que fue mentira,
no fue más que la verdad.

Y si siento que me ahoga
mi sudor, que inunda el suelo,
monto un barco con cartones,
y respiro alzando el vuelo.

Si me da miedo el reflejo,
que atraviesa los espejos,
si la guerra en mi cabeza,
como cada noche empieza.

Si sucede eso y más,
si no quiero despertar,
vuelvo a mi eterno sillón,
a fundirme en el telón.

Que no necesito más,
que partirme el corazón,
con mi sangre en la guitarra,
y mi alma en el cajón.

martes, 2 de agosto de 2011

Corbata y cremallera

Cuarto día de la semana,
el invierno a ras de piel.
Una historia que te debo,
no me preguntes porqué.

Convertimos los andenes,
en barcazas de postal.
Mi corbata por bandera,
tu escote mi funeral.

No sabremos en la vida,
si fue la casualidad,
o el tinto de la cena,
o el whisky de después…

Solo se que no lo olvido,
ni lo intento la verdad,
que el negro de tu vestido,
enloqueció mi voluntad.

Silenciosa te acercaste,
me olvidé de respirar,
toqué el cielo con los dedos,
y lo quise eternizar.

Me pedí tranquilidad,
tarde para no enterrar,
cremalleras entre hielos,
que definen lo irreal.

Me alejé de lo carnal,
calor sobrenatural,
que mi corazón en llamas,
no acostumbra a bombear.

Cuando quise reaccionar,
el foco quedaba atrás,
mi corbata ensangrentada,
vistió roja la verdad.

Solo se que no lo olvido,
ni lo intento la verdad,
que el negro de tu vestido,
enloqueció mi voluntad.

Silenciosa te acercaste,
me olvidé de respirar,
Toqué el cielo con los dedos,
Y lo quise eternizar.

Ya en tu oscura habitación,
guerra a fuego y punzón,
tu melena y mis costillas,
a orillas de un corazón.

Yo no debo, tu no puedes,
recordar lo que pasó,
mientras tanto y para siempre,
viviré en esta canción.