domingo, 7 de agosto de 2011

Teatro de noche

Buenas noches, bienvenido,
a esta, mi gran actuación,
la que finjo cada noche,
mientras ardo en mi sillón.

Relajado me confieso,
y te escribo aquí sin prisa,
rellenando el vertedero,
de recuerdos, de sonrisas.

Déjame que te comente,
porqué es negro este telón,
lo he cosido con el hilo,
de las sombras de tu voz.

No prestes mucha atención,
no te voy a mostrar hoy,
cicatrices descosidas,
que definen lo que soy.

Intento, sin mucho afán,
no pintar sobre pintado,
porque luego, al final,
aguarrás al decorado.

Ahora viene, sin querer,
lo que no puedo esconder,
unos focos que iluminan,
lo que nadie pudo ver.

Una máscara de plata,
que no sabe asimilar,
como lo que fue mentira,
no fue más que la verdad.

Y si siento que me ahoga
mi sudor, que inunda el suelo,
monto un barco con cartones,
y respiro alzando el vuelo.

Si me da miedo el reflejo,
que atraviesa los espejos,
si la guerra en mi cabeza,
como cada noche empieza.

Si sucede eso y más,
si no quiero despertar,
vuelvo a mi eterno sillón,
a fundirme en el telón.

Que no necesito más,
que partirme el corazón,
con mi sangre en la guitarra,
y mi alma en el cajón.

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