sábado, 12 de febrero de 2011

El hombre actual

Los hombres que dejaron de serlo.

El hombre ya no existe, el hombre se ha perdido. Ahora solo deambulan sucedáneos de camisa de cuadros, nos los venden de una manera más insultante que el zumo de naranja, ofreciéndonos una falsa vitamina C envuelta de mil conservantes, más caducados que las gafas retro que utilizan.

¿Dónde está el hombre orgulloso de serlo?

La hombría ha sufrido una malformación hacia lo que ahora llamo mentira. Cuando el conocimiento de la moda está valorado por encima de la sequedad de la voz, es que hay un problema.
Nos estamos perdiendo, de todo lo que fuimos, solo queda un vago recuerdo que parece ser intentamos borrar a base de camisetas con escote para hombres.

No se puede ir por la vida idolatrando a grupos musicales que cantan con su cuerpo embalsamado. No se puede caminar con pantalones de pitillo de colores primarios y sentirse hombre, no en mi mundo.

Antes el corazón estaba donde tenía que estar, dentro del pecho. Ahora lo han sacado, lo han inflado y lo han convertido en un megáfono empalagoso que publica a los cuatro vientos su amor por todo, quedando este concepto tan podrido que ni los perfumes de mujer que utilizan son capaces de camuflar.

Yo ya no veo por la calle hombres de los de antes, de los que caminaban erguidos, de los que no necesitaban alzar la voz. Ya no quedan hombres que lleguen a infundir respeto, solo quedan sombras de colores llamativos, maleantes de postal, actores de Disney Channel.

Cuando se intenta recuperar algo que quedó atrás para imitarlo, solo consigues crear una burda imitación del pasado, una segunda parte de esas que nunca fueron buenas. Cuando no eres tú quien creas, quien se crea a si mismo, te condenas a no ser nadie.

El poder está en el aire, incluso el de crear. Ten el valor de no conformarte con la mierda que envuelve tu ciudad y respira tu propio aire.