martes, 2 de agosto de 2011

Corbata y cremallera

Cuarto día de la semana,
el invierno a ras de piel.
Una historia que te debo,
no me preguntes porqué.

Convertimos los andenes,
en barcazas de postal.
Mi corbata por bandera,
tu escote mi funeral.

No sabremos en la vida,
si fue la casualidad,
o el tinto de la cena,
o el whisky de después…

Solo se que no lo olvido,
ni lo intento la verdad,
que el negro de tu vestido,
enloqueció mi voluntad.

Silenciosa te acercaste,
me olvidé de respirar,
toqué el cielo con los dedos,
y lo quise eternizar.

Me pedí tranquilidad,
tarde para no enterrar,
cremalleras entre hielos,
que definen lo irreal.

Me alejé de lo carnal,
calor sobrenatural,
que mi corazón en llamas,
no acostumbra a bombear.

Cuando quise reaccionar,
el foco quedaba atrás,
mi corbata ensangrentada,
vistió roja la verdad.

Solo se que no lo olvido,
ni lo intento la verdad,
que el negro de tu vestido,
enloqueció mi voluntad.

Silenciosa te acercaste,
me olvidé de respirar,
Toqué el cielo con los dedos,
Y lo quise eternizar.

Ya en tu oscura habitación,
guerra a fuego y punzón,
tu melena y mis costillas,
a orillas de un corazón.

Yo no debo, tu no puedes,
recordar lo que pasó,
mientras tanto y para siempre,
viviré en esta canción.

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