Olores que no entienden, que obedecen, olores que
hacen daño, olores que enloquecen.
¿Olores? Tu fortuna, tu esencia, el descontrol de
tu sonrisa, el invite a tu demencia.
Olores que terminan, que te obligan a parar, olores
que reclaman ‘no vuelvas a empezar’. Olores de escalera, olores de azahar,
olores son momentos que no puedes olvidar. Olores sin sentido, olores
consentidos, olores que no acaban, olores Nunca Más.
Olores para siempre, olores playa y sal, olores que
se encienden, que intentan cabalgar.
Olores bajo el mar, olores busco paz, olores ¿y las
cuentas que me quedan por pagar?
Olores en tu arte, olores de escritura, olores en
palabras que camuflan comisuras.
Olores son los años, olores es el tiempo, escondido
tras la estela que provoca el movimiento.
Olores inocentes, olores pervertidos, olores pies
descalzos, olores atrevidos. Olores casi ciegos, olores irreales, olores que se
acercan y que hieren cual zarzales.
Olores ¡Yo no puedo!, olores ¡Qué no debo!, olores no
lo hagas… olores que me matas.
Olores color negro, olores de tristeza, olores como
el humo que anochece en tu melena. Olores ya no hay prisa, olores no te vayas,
olores de cenizas, olores que no callan. Olores de tu voz, olores de postal,
olores muy insanos, olores de cristal.
Olores que hacen huella, olores que penetran,
olores entre tierras que destierran las balanzas. Olores de mudanza, olores de
estandarte, olores que tuvieron que presenciar el fatídico momento en el que te
marchaste.
Olores como tú, olores como yo, como esta preciosa
historia que dibuja el descontrol.
Gracias.
Por estos 4 años, por lo que vendrá.
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