Si sigue lloviendo de esta manera, temo que al volver
no encuentre nada.
Queda ya muy lejos aquel lugar, aquel viaje en el
que la noche no significaba el fin del día, sino el preludio de un mañana
siempre libre. Queda todo demasiado borroso, y mientras tanto yo me pregunto ¿dónde estás, Norte mío, ahora que tanto te
necesito?
Me diste la paz, el aliento, la sensación de que
todo podía ir bien. Me mostraste las buenas costumbres, el placer que reside en
la ausencia de la necesidad. Me pintaste de amarillo unas flechas que guiaban
mis pasos cada vez más cansados y a su vez, cada vez más erguidos. Fuiste capaz
de enseñarme a disfrutar de la nada, del sol, de la hierba y de la montaña en su
totalidad. Me pude ver a través del reflejo de las aguas cristalinas de un
embalse y comprenderme.
En definitiva, me limpiaste el alma.
Y yo, consecuente con la realidad que me envuelve,
pude volver a la civilización, y pese al esfuerzo, me reinserté. Hasta entonces
he hecho lo que tenía que hacer, lo que estaba estipulado bajo las leyes del
buen ser humano. Incluso intento día tras día deshacerme de los vicios,
aquellos que me permiten mantenerme a salvo de la imposibilidad de volver. Pero
no es suficiente, no me sirve, no me siento recompensado si no te tengo, Norte
mío.
Por las noches me pierdo entre tus parajes
perdidos, entre tus lunas a quemarropa. No hay momento en que no piense en
dejarlo todo y salir a dormir a la calle abrazado a mis pertenencias, a mis
sueños cada vez más humanos, al disfrute de la contracción de mi diafragma cada
vez que, relajado y tranquilo, me daba por respirar.
Contra más me alejo del recuerdo, más te necesito.
Y contra más rebusco entre mis dedos, menos arena me queda.
No sufras mi Norte, pensaré en ti durante los
silencios de cada madrugada, mientras el café se enfría, mientras maldigo no
tener tu bosque salvaje en mi espalda. No mostraré necesidad, más sin embargo y
durante cada minuto de los que me quedan, arderé en llamas sedientas de un poco
de tu tranquilidad.
Estoy
perdiendo el norte y sé que para recuperarlo,
Si decides marchar y necesitas escapar, es que algo no va bien
ResponderEliminarQué sabrás tú, mi querido y anónimo amigo, que sabrá nadie.
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